Se presentan dificultades para interpretar la información, lo que resulta en decisiones basadas en datos incompletos o erróneos. La falta de herramientas adecuadas para el análisis de datos puede llevar a la falta de insights valiosos sobre el comportamiento del mercado, los clientes o las operaciones internas, lo que reduce la capacidad de tomar decisiones estratégicas. Además, sin un análisis efectivo, es difícil identificar tendencias emergentes o patrones relevantes, lo que impide a la organización ser proactiva en lugar de reactiva. También se puede observar una sobrecarga de datos sin la capacidad para filtrarlos y obtener información procesable, lo que genera confusión y desperdicio de recursos. Esto afecta la eficiencia operativa y la capacidad de la organización para competir en un entorno impulsado por datos.