La empresa toma decisiones basadas en información inexacta o incompleta, lo que genera inversiones riesgosas, presupuestos mal planificados y una visión poco clara de su rentabilidad. Esto afecta la capacidad para identificar áreas de mejora, realizar proyecciones realistas y evaluar el rendimiento de proyectos o departamentos. La falta de un análisis profundo también impide detectar problemas financieros antes de que se agraven, como niveles de endeudamiento excesivos o márgenes de ganancia decrecientes. A largo plazo, la empresa puede enfrentarse a crisis financieras inesperadas.