La empresa tiene problemas como la falta de información precisa y procesable sobre el comportamiento de los clientes, lo que dificulta la toma de decisiones estratégicas basadas en datos. Esto puede resultar en campañas de marketing ineficientes, ya que no se puede medir adecuadamente su rendimiento ni optimizar los esfuerzos. Sin una buena analítica, la empresa también puede perder oportunidades de identificar tendencias del mercado o cambios en las preferencias de los consumidores, lo que afecta su capacidad para ajustar la estrategia a tiempo. Además, la falta de segmentación adecuada lleva a la inversión de recursos en segmentos de clientes que no generan el retorno esperado, afectando la rentabilidad de las campañas. Como consecuencia, la empresa experimenta una disminución en la efectividad de sus esfuerzos de marketing, problemas para justificar el gasto en publicidad y una menor competitividad en el mercado debido a la falta de información útil para mejorar las acciones de marketing.