La empresa tiene problemas como la recepción de materiales o productos defectuosos que no cumplen con los estándares de calidad esperados. Esto provoca un aumento en los costos por reprocesos, devoluciones o rechazos de mercancías, además de retrasos en la producción o la entrega de productos finales a los clientes. La falta de un control de calidad adecuado en las compras también puede afectar la confiabilidad de los proveedores, resultando en una mayor insatisfacción del cliente final y deteriorando la reputación de la empresa. Asimismo, los costos asociados al control y corrección de estos errores se incrementan, impactando la rentabilidad y eficiencia de las operaciones.