La empresa sufre un aumento progresivo en los gastos operativos que afecta la rentabilidad. Esto puede manifestarse en sobrecostos no previstos, falta de eficiencia en la asignación de recursos y gastos innecesarios en áreas que no generan valor. Además, la falta de monitoreo y ajuste continuo de los costos impide identificar oportunidades de ahorro y optimización. Sin un control adecuado, los márgenes de ganancia se reducen, dificultando la competitividad y la sostenibilidad financiera de la empresa a largo plazo.