La empresa tiene problemas como el incumplimiento de regulaciones locales e internacionales, lo que puede resultar en multas, sanciones y pérdida de licencias operativas. Esto incluye el incumplimiento de normas relacionadas con la seguridad en el transporte, la manipulación de mercancías peligrosas, la gestión aduanera o las normas medioambientales, lo que afecta directamente las operaciones logísticas. La falta de un adecuado cumplimiento normativo también genera retrasos en la cadena de suministro, ya que productos pueden ser retenidos en las aduanas o en inspecciones regulatorias. Además, puede haber una pérdida de confianza por parte de clientes y socios comerciales que exigen el cumplimiento de estándares estrictos. A largo plazo, la empresa puede sufrir daños en su reputación y enfrentarse a costos elevados derivados de la corrección de errores o del ajuste de sus operaciones para alinearse con los requerimientos normativos.