Se presentan retrasos constantes en los plazos de entrega debido a una planificación ineficiente y falta de coordinación en los equipos. El software desarrollado puede presentar errores frecuentes o fallos de funcionalidad, lo que genera frustración en los usuarios y afecta la calidad del producto final. Además, la falta de alineación con los requisitos del cliente o las necesidades del negocio produce soluciones que no cumplen con las expectativas, lo que resulta en retrabajos y desperdicio de recursos. También es común la falta de escalabilidad en las soluciones entregadas, lo que limita su capacidad de crecer junto con la empresa. A largo plazo, estas deficiencias impactan negativamente la productividad y satisfacción del cliente, reduciendo la competitividad y la eficiencia del área de TI.