La empresa enfrenta problemas como la creación de productos que no satisfacen las necesidades del mercado o no son atractivos para los consumidores. Esto puede resultar en el lanzamiento de productos que fracasan comercialmente, lo que genera costos innecesarios en investigación, desarrollo y producción. La falta de enfoque en el diseño puede llevar a productos poco funcionales, con baja usabilidad o estética deficiente, lo que afecta la experiencia del cliente y su percepción de la marca. Además, puede haber problemas de eficiencia en los procesos de producción, ya que un mal diseño puede incrementar los costos de fabricación o provocar dificultades en la cadena de suministro. La falta de innovación en el diseño de productos reduce la capacidad de la empresa para diferenciarse de sus competidores, lo que impacta negativamente en las ventas y la fidelización de los clientes.