La empresa sufre problemas como ineficiencia en el uso de vehículos, lo que genera un aumento en los costos operativos debido al consumo excesivo de combustible, mantenimiento no planificado o uso subóptimo de los recursos de transporte. Esto puede derivar en retrasos en las entregas y tiempos de tránsito más largos, afectando la satisfacción del cliente. La falta de un seguimiento adecuado de las flotas también provoca dificultades para programar mantenimientos preventivos, lo que aumenta el riesgo de averías y fallos operativos durante el transporte. Además, una gestión deficiente puede generar problemas en la planificación de rutas, lo que incrementa el tiempo de entrega y reduce la productividad. La falta de visibilidad en tiempo real de la ubicación y estado de los vehículos también dificulta la toma de decisiones rápidas en caso de incidentes, lo que afecta la eficiencia general de la cadena de suministro y el control sobre los costos de transporte.