La empresa padece problemas como retrasos significativos en los tiempos de entrega, debido a mala planificación de rutas, la falta de coordinación con transportistas internacionales o problemas aduaneros. Además, los costos de transporte pueden aumentar considerablemente por no gestionar adecuadamente los acuerdos con proveedores logísticos, lo que afecta la rentabilidad. La empresa también puede enfrentar problemas de cumplimiento de normativas internacionales, como regulaciones aduaneras o de seguridad, lo que lleva a multas, sanciones o demoras en el despacho de mercancías. La falta de seguimiento en tiempo real de los envíos internacionales dificulta la visibilidad sobre el estado de las cargas, lo que genera incertidumbre para los clientes y afecta la confianza en la empresa. También existe el riesgo de daños en los productos durante el transporte, lo que incrementa las devoluciones y las pérdidas. En resumen, una gestión ineficiente del transporte internacional impacta la eficiencia operativa, los costos y la satisfacción del cliente, afectando la competitividad global de la empresa.