La empresa puede realizar inversiones en proyectos poco rentables o de alto riesgo sin un análisis adecuado. Esto provoca una mala asignación de recursos, pérdida de capital y oportunidades de crecimiento desaprovechadas. Además, la falta de evaluación del retorno sobre la inversión (ROI) y una estrategia clara de inversión pueden llevar a que la empresa enfrente pérdidas financieras significativas, comprometiendo su estabilidad y capacidad de expandirse. La empresa puede también sufrir de falta de diversificación, exponiéndose a mayores riesgos económicos.