La empresa enfrenta caos y desorganización durante situaciones críticas. La falta de preparación y respuesta adecuada lleva a decisiones improvisadas, pérdida de confianza de empleados, clientes y accionistas, así como daños a la reputación de la empresa. Además, puede haber una escalada de problemas debido a la incapacidad de contener la crisis, lo que resulta en pérdidas financieras, disrupciones operativas y pérdida de oportunidades para la recuperación rápida. La falta de un plan claro también genera confusión y estrés en los equipos de trabajo.