Surgen problemas como retrasos en los pagos a los empleados, lo que afecta su motivación y satisfacción laboral. Los errores en el cálculo de salarios, impuestos y beneficios pueden generar quejas, desconfianza y, en casos graves, demandas legales. Además, la falta de precisión en los pagos de nómina puede afectar el flujo de caja de la empresa, generando tensiones financieras y afectando la credibilidad de la organización. Esto puede causar una alta rotación de personal, baja productividad y conflictos internos.