La empresa presenta síntomas como una baja lealtad de los clientes, falta de interés en participar en los programas y poca repetición de compras. Los clientes no perciben un valor real en los beneficios ofrecidos, lo que reduce su compromiso con la marca. Esto se traduce en una alta rotación de clientes y dificultad para crear relaciones a largo plazo. A nivel financiero, esto puede resultar en mayores costos de adquisición de nuevos clientes en lugar de maximizar el valor de los existentes, afectando la rentabilidad del negocio.