La empresa vive problemas como la vulnerabilidad a violaciones de seguridad, lo que puede resultar en el acceso no autorizado a datos sensibles de clientes, empleados o socios. Esto genera un alto riesgo de sanciones legales por incumplir normativas de privacidad y protección de datos, como el RGPD en Europa o leyes locales similares, con posibles multas significativas. Además, una mala gestión de la protección de datos afecta gravemente la confianza de los clientes, quienes pueden sentirse inseguros respecto al manejo de su información personal, lo que daña la reputación de la empresa. También pueden surgir costos elevados por litigios, auditorías forzadas o la necesidad de implementar rápidamente medidas correctivas. La falta de controles adecuados en este ámbito puede llevar a la pérdida de información valiosa y exponer a la empresa a riesgos financieros y operativos considerables, afectando su sostenibilidad y competitividad.