La empresa experimenta una baja interacción con el público, lo que se traduce en poca o nula visibilidad de la marca. Los contenidos pueden carecer de consistencia o relevancia, lo que reduce el compromiso (likes, comentarios, compartidos) y, en consecuencia, el alcance orgánico. Además, la falta de respuesta a los comentarios o mensajes directos genera una percepción negativa en los clientes, afectando la reputación de la empresa. También se puede observar una pérdida de oportunidades para generar leads y ventas, lo que afecta el retorno de inversión de las campañas en redes.