La empresa enfrenta problemas como un aumento en la insatisfacción de los clientes, escalamiento frecuente de quejas, y la falta de seguimiento adecuado. Los clientes pueden sentir que no son escuchados o que sus problemas no son tratados con seriedad, lo que genera frustración. Esto conlleva una mayor pérdida de clientes, incremento de críticas negativas en redes sociales y plataformas de reseñas, y daños a la reputación de la empresa. Además, internamente puede haber una falta de aprendizaje organizacional, ya que no se identifican patrones recurrentes de quejas para mejorar los procesos.