La empresa experimenta problemas de falta de seguridad informática, lo que expone datos sensibles a riesgos de hackeos o fugas. Los sistemas suelen presentar caídas frecuentes, lo que ralentiza las operaciones o incluso las detiene. Hay falta de integridad en los datos, con información desactualizada o incorrecta, y se generan ineficiencias por el uso de sistemas no actualizados o incompatibles. Además, la empresa no puede adaptarse a cambios tecnológicos, lo que genera retrasos en la implementación de soluciones que mejoren la productividad. Esto también afecta la comunicación interna y externa, al depender de sistemas poco confiables.